Aunque en algún post anterior ya os he explicado de la importancia del deporte en el día a día del diabético, dejadme que incida de nuevo en la importancia de mantenerse activo.
Hoy he iniciado la temporada de esquí de montaña, conocido también como esquí de travesía o randonee. A todos los efectos es como hacer una excursión a la montaña, pero con esquís. Para los que no conocéis esta disciplina se trata de subir a la montaña con unos esquís a los que se le ha añadido una piel de foca (hoy en día sintética) en su suela. De esta forma evitas deslizarte por la pendiente y te permite subir la montaña. Cuando llegas al pico o al objetivo que te has marcado, desenganchas las pieles del esquí, y bajas la montaña practicando el esquí alpino tradicional. Recuerdo mis inicios en el esquí, veía gente subiendo la montaña y pensaba “este tío se ha vuelto loco”. Lo mismo pensaba cuando veía los ciclistas subiendo esos míticos puertos del Tour de Francia. Hoy soy capaz de subir picos con los esquís y subir puertos con mi bicicleta. La satisfacción cuando llegas al objetivo fijado es algo indescriptible. Imaginad por un momento el silencio de la montaña en simbiosis con tu respiración. No hay nada mejor!!. Ni en mis mejores tardes tumbado en el sofá me lo hubiese imaginado.
Evidentemente no voy a ganar ninguna travesía de montaña ni ninguna etapa del Tour, pero creo que cada uno a su ritmo puede conseguir lo que se proponga. Y eso amigas y amigos es lo que ha cambiado, el creer en uno mismo y sus posibilidades, de la misma forma que estoy convencido que con disciplina podemos mantener la diabetes a ralla.
No te rindas, empieza con objetivos asumibles y poco a poco exígete más y más.